ÁNGELES Y DEMONIOS (PARTE1)
Pienso. Así que piensan que existen demonios dispuestos a terminar con la voluntad humana. Ya con esta afirmación mi mente vuela. Se desprende de mi cuerpo y se va a otro lugar, a lugares muy lejanos en donde tal vez, sus demonios nunca podrían llegar. Ni siquiera estoy seguro si saben de lo que están hablando, o si por lo menos tienen un atisbo de entendimiento acerca de lo que es un demonio. ¿Serán espíritus malignos? ¿Serán deidades inventadas por la necesidad de darle una explicación a su mísera existencia? Cualquiera de las dos es lo mismo para mí. Cuando se aprende a percibir el mundo desde adentro hacia afuera. No tiene caso ni la mayor importancia, para alguien que comprende la realidad como un conjunto de causalidades hechas por su propia voluntad, atribuirle las malas decisiones y carencia de una firme voluntad a un demonio o un espíritu maligno. No quiero devolverme a las páginas anteriores para explicar esto, sé que ya hemos avanzado demasiado para retroceder, así que podemos comprender el mundo exterior como un producto de nuestro mundo interior. Si se trata de sojuzgar las cosas buenas y malas, ángeles y demonios, fuerte y débil, aquel que en su realidad perciba y logre ver con sus ojos, siempre todo lo peor, aquel, también dentro de sí es lo peor del mundo. Si de gustos se trata, a través de la historia, hemos definido las cosas buenas, y nos hemos encargado de traerlas a nuestra realidad, con tan solo palabras llenas de pomposidad y egoísmo. Es lo que es el bien para nosotros. Egoísmo hasta más no poder. Claro si tenemos claro que lo bueno es aquello que es bueno en sí mismo, y para uno también.
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